- En honor al poder de Nuestra Señora -
Oh, María Inmaculada, Virgen Poderosa, te suplico, por ese inmenso poder que has recibido del Padre Eterno, obtén para mí la pureza de corazón, la fuerza para vencer a todos los enemigos de mi alma, y el favor especial que imploro en mi necesidad presente.
Nombre su intención de oración:
¡Madre purísima! No me desampares, no desprecies mi oración; escúchame por la gloria de Dios, tu honra y el bienestar de mi alma.
Para obtener este favor, honro tu poder recitando:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de la muerte. Amén.
- En honor a la sabiduría de Nuestra Señora -
Oh Virgen María, Madre mía, por esa sabiduría inefable que te ha otorgado el Verbo de Dios Encarnado, te suplico humildemente, obtén para mí la mansedumbre y la humildad de corazón, el conocimiento perfecto de la Divina Voluntad y la fuerza para cumplirla siempre.
Oh María, Trono de la Sabiduría; como Madre tierna, condúceme por el camino de la virtud y la perfección cristianas; ilumina y capacítame para hacer lo que más le agrada a tu amado Hijo, y obtén mi petición.
Para obtener esta gracia, honro tu sabiduría recitando:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de la muerte. Amén.
- En honor a la misericordia de Nuestra Señora -
Oh, Madre de Misericordia, Madre de los pecadores arrepentidos, estoy ante ti pecaminosa y afligida, suplicándote por el inmenso Amor que el Espíritu Santo te ha dado por nosotros, pobres pecadores, obtén para mí la verdadera y perfecta contrición por mis pecados, que yo Odio y detesto con todo mi corazón, porque amo a Dios.
Madre misericordiosa, ayúdame en mi presente necesidad. Vuelve, entonces, esos ojos de misericordia hacia nosotros, ¡oh clemente, oh amorosa, oh dulce Virgen María!
Para obtener este precioso regalo, honro tu amorosa misericordia recitando:
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de la muerte. Amén.